20080427

NOCHE TEMPRANA



hoy, noche temprana, recuerdo que también un día yo frecuenté a la Peucarrosa.
la casucha olía a cementerio, a caca de gato.
–te toca por el camino de tierra– decía riendo, y se daba vuelta, automática, siempre rica. sus tetas eran joyas.
el timbre lo rozaba con la insolencia de mis trece, con el gusano ardiendo, inquieto como un hermano autista.

(entre el liceo y la casa, culiones yuxtapuestos)

le gustaba el pico a esa viuda como ninguna otra cosa. lo deificaba.
de rodillas elevaba su plegaria:
déjame creer sin procesiones ni cánticos ni danzas ni coros
sin intermediarios ni textos únicos ni grupos privilegiados ni guardianes de la fe
sin escritura ni revelaciones ni dogmas
déjame creer en estos dioses de sangre
participar de sus fiestas
peregrinar a sus templos
elevar mis gemidos como oraciones
hacer las libaciones correspondientes
opinar desde mi misma y en mi lengua
sin iglesia ni sacerdotes ni milagros
sin distinción entre lo sagrado y lo profano…– y se lo comía entero.

contra la pared la dejaron un día, irreconocible en su soledad, con su boquita muerta.
dicen que los gatos la devoraban.


Juancalavera

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