20080421

El Motor de la Historia

Por alguno de esos azares de los jugos interminables, un pasti terminó impartiendo una cátedra de formación política ante 5 dirigentes pasados a shit. Al pasti- borracho como nunca nadie lo estará-, le había caído mal el tonito con el que los dirigentes hablaban de "la lucha de clases, el motor de la historia que nuevamente debe ser el epicentro en el análisis de la histórica coyunturaque se cierne sobre nuestras orgánicas". Sólo él debe saber, o por lo menos intuir, de cuál de las infinitas octavas dimensiones por las que transitaba, sacó la idea de que tenía algo que decirle a los dirigentes. Entonces, furibundo golpeó la mesa, se paró y dijo:
-¡Se callan los sapos culiaos!
Los dirigentes se miraron entre sí con cara de longies, visiblemente incómodos.
- Les voy a enseñar algunas cuántas weas pa que en vez de ganar por veinte votos, ganen por dos mil votos.
Entre los dirigentes, primero, brotó una risita leve. Luego, empezaron a babear aguantando la risa. Al final, todos explotaron en una carcajada que duró exactamente 4 segundos, hasta que el pasti tomó una botella y la quebró en la cabeza del dirigente que tenía más cerca. La víctima, un petizo flaco y ruliento, cayó al piso inconsciente, bañado en cerveza y sangrando de la cabeza. Sus camaradas intentaron ayudarlo, pero el pasti sacó una pistola y los apuntó.
- ¿Ahora si me van a escuchar?- preguntó con absoluta tranquilidad y cierto toque de dulzura que dejó helados de miedo a todos los dirigentes.
Los dirigentes asintieron y se quedaron en silencio. Esta vez ninguno intentó mirar al otro. El pasti continuó.
-Como les decía, no saben ni una wea de la vida giles culiaos así que no me webeen más.
El pasti se calló por unos segundos. Se le estaba apagando la tele.
Un dirigente gordo se percató de eso y le dijo con voz amable.
-Cálmate loco, guarda eso y conversemos. Si nada de lo que hemos dicho es contra ti.
Al escuchar esto, el pasti despertó de nuevo y se envenó.
-No me hablís así saco e wea. Apuesto a que sé más que voh maricón rechuchetumare. A ver weón... dime, ¿Cuál es el motor de la historia?
El dirigente obeso dudó un segundo y luego respondió tímidamente:
-La lucha de clases... supongo.
-Ya, ahora con care`vio- lo interrumpió el pasti. ¡Ahora con care`vio!- gritó furioso y puso su dedo sobre el gatillo, mientra apuntaba al dirigente guatón.
La mórbida figura del dirigente tembló como gelatina y respondió tartamudeando:
-La-la lucha de cla- de clases...
Un silencio se apoderó de la habitación. Pasaron siete segundos y entonces el pasti se paró y se re cagó de la risa.
-Vai progresando hijo e puta. Ahora repitan conmigo:¡El motor de la historia es mi hermana!
Los dirigentes que estaban impávidos repitieron a coro-¡El motor de la historia es mi hermana!
El pasti se reía a carcajadas y gritaba -¡El motor de la historia es mi hermana!
Su risa burlesca y escandalosa tranquilizaba a los dirigentes que repetían mecánicamente-¡El motor de la historia es mi hermana!
¡EL MOTOR DE LA HISTORIA ES MI HERMANA!- gritaba el pasti.
¡El motor de la historia es mi hermana!- repetían los dirigentes, ya mucho más relajados y nuevamente mirándose entre ellos, atizbando nuevas risitas.
El pasti se percató de que ya no le temían y con un súbito movimiento tomó otra botella de cerveza y la quebró sobre la cabeza del dirigente gordo, que cayó, como el anterior, inconsciente al piso.
¡EL MOTOR DE LA HISTORIA ES MI HERMANA!- gritaba el pasti, mientras tomaba otra botella y- siempre con la pistola en la otra mano apuntando a los demás y el dedo acariciando el gatillo- la quebraba en la cabeza de otro dirigente. ¡EL MOTOR DE LA HISTORIA ES MI HERMANA!-gritaba mientras el cuarto de los dirigentes caía al inconsciente al piso.

Entonces quedó frente al último dirigente, un flaco blancucho de pelo largo. El pasti lo miró de arriba a abajo, fuera de quicio y con la cara deforme por el exceso de risa, y le preguntó: ¿Cuál es el motor de la historia?.
Nada más terminar la pregunta, el pasti cayó incosciente al piso, bañado en la cerveza de la botella que reventó en su cabeza. Atrás de él estaba su hermana semi-desnuda, una morena alta y exhuberante, el motor de la historia.
¿Existe disidencia política?- le preguntó la mujer al dirigente, que sólo movió su cabeza en gesto de negación.
- Ahora ven conmigo- dijo la hermana ofreciéndole una mano- que la historia necesita combustible para volver a rugir.

Polanco

1 comentario:

Unknown dijo...

Supongo que vos no andai por la vida diciendo que el motor de la historia e tu hermana!!!!
y si asi es dejame decirte que me sintiria demasido sobrevalorada y honrada...
como los naios y criaos en Buzeta no mas!!!