20080629
DEAD , tres imágenes
María Gallardo, madre de Rodrigo Orias, recibiendo la Unción de los enfermos. A Rodrigo, internado en una clínica siquiátrica, no se le permite asistir a su funeral.
Jóvenes nacistas son llevados al edificio de la Caja del Seguro Obrero luego de ser desalojados de la Casa Central de la Universidad de Chile . Posteriormente serán fusilados.
Juancalavera, y qué pasa
Cambio de Cama
Polanco
20080628
ENTREVISTA CON EL PULENTO
–Hijo mío, guacho Roberto– dice, ofreciéndome su mano de gorila.
–Qué pasa, hermano– atino a contestar, estrechándosela sin dudas.
–Aquí está entero de hediondo. Debe ser tu corazón descompuesto. Deja ver si hay algo que pueda hacer por ti.
Mientras habla sus grandes orificios nasales se abren descomunalmente, como dos cráteres dispuestos a succionar todo el aire de la habitación. Da pasos azarosos hacia a un lado, luego hacia el otro, apuntando su nariz hacia el cielo, y se le deja ver una cadena de oro colgando del cuello. Me tranquiliza en parte verlo así parado, olfateando como un perro, rascándose el ombligo.
–¿Una cerveza?
–Dale po, me responde. Mira que allá arriba hay Ley Seca.
Saco un pack del refri, y a medida que las latas se vacían nuevos temas van surgiendo. Yo hablo del tribal ritualismo de los pueblos en estado de naturaleza; él de un mundo sublunar, de la conmoción extática virginal y de la posibilidad de revirginizarse. Yo cito a Lewis Carrol: “Amada, no somos más que niños grandes que se agitan en vano cuando llega la hora de dormir”; él dice añorar los tiempos de Azkargorta, con quien asegura tener mucho en común. Cita cien veces de corrido a Galeano.
–“El técnico jamás cuenta el secreto de sus victorias, aunque formula admirables explicaciones de sus derrotas: «Las instrucciones eran claras, pero no fueron escuchadas» dice, cuando el equipo pierde por goleada ante un cuadrito más o menos penca. O ratifica la confianza en sí mismo, hablando en tercera persona más o menos así: «Los reveses sufridos no empañan la conquista de una claridad conceptual que el técnico ha caracterizado como una síntesis de muchos sacrificios necesarios para llegar a la eficacia»”.
Luego estalla en carcajadas, sonoras erupciones subterráneas. Yo disfruto tanto la conversación que, osadía del borracho, le pregunto a qué religión debería suscribirme, cuál es la más efectiva para seguir comunicándome con él.
–Te recomiendo el ácido, dice para mi sorpresa.
–A propósito, Dios, has leído, le pregunto, has leído a Bukowski.
–Bueeeno, lo de Carlitos fue sólo un proyecto fallido, como lo de Jesús y tantos otros, me entiendes, un experimento evolutivo de liberación y enfrentamiento entre el individuo y la especie, relación nunca satisfactoria por lo demás, y que a la larga no podía terminar en más que en… bueno, ya sabes como terminó.
De ahí en adelante la conversación se pierde entre los vapores del alcohol. Creo haber destapado un par de botellas que tenía reservadas para algún ocasión especial, para dar paso al desenfreno, al éxtasis divino.
A la mañana siguiente despierto sólo en mi cama, agotado pero satisfecho, y de inmediato pesco el teléfono para llamar al amigo Peter y contarle, que como Alcmena, he comprobado su expresión favorita, Juan 4:8: “Dios es amor”, y créeme Peter, más amor del que te puedas imaginar.
Juancalavera
20080626
infame
20080625
NOS ENGANCHAMOS A TANTOS TRENES ARRASTRADOS POR LA DESCORTECÍA
y abandono.
resulta increíble pensar que aún así hay hombres que defienden el derecho a enamorarse. otros siguen esparciendo pólvora en el aire. y qué podríamos decir, aparte de inventar fracasos ajenos con los cuales dispersarnos, antes de hundirnos del todo. no podemos culpar a los hombres por sus errores, pero si por no tratar de remediarlos. los traficantes también brindan por sus madres.
Juancalavera
El viento nos hacía carne
Por esos tiempos yo pensaba en la libertad con más frecuencia que ahora, aunque eso no quiere decir que fuese más libre que ahora- porque eso no lo sé ni lo sabré nunca- y no importa que Eugenia diga que no es así. Ella en esa época no me conocía o, mejor dicho, no creía conocerme como lo dice hacer ahora. Yo todavía no renunciaba al acto de fe que implica operar con un mundo exterior. Para mí existían los amigos, las tardes de cerveza, los malos finales en las películas y el calor de diciembre como cosas autónomas y totalmente libres. Pensaba que de alguna manera la libertad tenía que ver con que el viento y el río pudiesen ir en direcciones opuestas sin estorbarse.
Una de aquellas tardes, tan difíciles de encasillar- habrá sido un año o quizás cinco-, en que no existían patrones comunes de lo que podría ser un día u otro, estaba yo tirado en la cama de Laura mirando el techo y seguramente escuchando “Auto Pilot”- en aquella época todavía le encontraba algo de romanticismo a tener héroes privados-, cuando entró ella y enojada me dijo cosas como “Oye hueón, ¿Acaso pensai estar todo el día acostado?” “Me dai asco, te contradices todo el rato” o “Se te nota que no me quieres”, a lo que yo sólo podía mirar y tratar de soltar mi mejor chiste o, por el contrario, enfadarme y empezar con un discurso cargado de crueldad e ironía. Me gustaba defender mi derecho a sentir cada músculo y recibir tranquilo la irrigación de la sangre, pero también me gustaba responder en la lógica del utilitarismo. Por eso era posible escucharme decir frases pajeras que fluían junto con la exhalación:“Oye preciosa, la música está buena... déjame acá un rato y después te vienes a acostar conmigo”; y por el contrario, también era posible que armara un escándalo en reclamo por la alienación de nuestros supuestos salvadores, por los tontos útiles y, sobre todo, por el sabor amargo que crecía a medida que hablaba. Entonces gritaba largos discursos en los que decía cosas como “sólo olvidando se puede recordar, ya no hay grandezas de por sí; son sólo dinámicas de poder que tenemos que romper”.
Otros días me juntaba con personajes como Jarrison, Petter Flan, Danilo el dañino o Eusebio. Esos días nunca eran iguales a nada, ni siquiera entre sí. Jarrison solía encararme que en mis prédicas había algo de divino. Yo no lo creía para nada y pensaba que el divino era Eusebio. Recuerdo una tarde cuando en el metro- completamente lleno- él nos hablaba en tono de arenga, imbuyéndonos ese valor que luego, como si nada, olvidábamos con las drogas. De pronto, la gentedel vagón comenzó a guardar silencio y a escuchar a Eusebio. Yo lo miraba y me parecía un gigante, un hombre superior ante el cual todos éramos simples corderos. Creo que parafraseaba a De Rokha, a ratos, y lo hacía muy bien. “Diez veces maldigo a la piedra en que caerá tu sangre para que el viento la haga carne y, con ella, diez veces más libre al hombre” decía, mientras yo observaba como todos los pasajeros apretaban con fuerza los fierros de los que se afirmaban. A Laura no le gustaba nada este tipo de amigos. Cuando llegaba tarde y borracho a casa me decía “te estuve esperando con mis amigas”, yo entonces pensaba que había sido mejor no llegar y simplemente la besaba hasta llevármela a la cama. Allí todo era fantástico, ella después decía “Imbécil, si escribieras tan bien como me sujetas ya seríamos millonarios”. Yo la miraba, sonreía y le respondía que no lo había hecho bien, que aún quedaba mucho por sacar de adentro; “te amo” me decía, “te amo” le respondía. Tiempo después pensaría en poner en duda esas palabras, para luego arrepentirme de sentir arrepentimientos. Ahora no me arrepiento de nada. Ni siquiera de aquella noche en que Infame conducía el Palomo a toda velocidad por la Costanera de Con Cón, parando en cada playa y echando un vistazo en busca del cadáver de Juan Calavera. Al otro día nos dimos cuenta de que él estaba en la caja trasera del auto, con principios de ahogo. Lo llevamos al hospital y pronto estuvo bien y se perdió por meses.
Petter Flan me decía, por esos días, que la violencia lo superaba. Que no podía concebir ningún tipo de moralidad sin pensar en destruir su soporte físico. De esta forma vagaba por el país destruyendo señaléticas, automóviles, hombres y mujeres en nombre de la libertad. Laura decía que era peligroso y yo le respondía “tranquila, Petter tiene un corazón de oro” y él se reía y tomaba cerveza.
Una tarde llegué a casa y sorprendí a Laura con Danilo el dañino. Estaban dormidos, desnudos y borrachos. Golpeé levemente sus caras, pero ninguno de los dos dio señales de despertar. Tomé el pantalón de Danilo y saqué todo el dinero que tenía. Debió haber estado recién pagado porque tenía mucho dinero. Fui hasta la casa de Petter y me encontré con Juan Calavera en bata, bailando arriba de un sillón. Habían tres mujeres drogadas que reían y aplaudían cada paso. Yo tomé algo de STP y creo que luego me acosté con una. Al otro día, mientras vagaba por un parque, me llamó y me dijo que se llamaba Eugenia. Dijo que le gustaba el STP y me invitó a probar lo que tenía. Esa tarde sí tengo certeza de haberme acostado con ella. En ese entonces me importaban más las mujeres, por lo que me quedó grabada la sonrisa en su cara cuando Laura entró abrió repentinamente la puerta, me tomó del pelo y me gritó “¿Qué te crees hijo de puta?”, yo me la aparté de un empujón y le clavé una mirada profunda y furiosa. No dijo nada y se fue. Miré a mi lado y Eugenia seguía riendo, esto se ponía bueno, me vestí y salí tras Laura. La persecución no duró mucho: estaba afuera de la casa, fumándose un pito en la cuneta. Me senté con ella y pronto salió Eugenia diciendo “¿y tú no ibas a probar del STP?”, yo miré a Laura y ella me miró a mí. Luego ambos miramos a Eugenia y los tres estallamos en una carcajada. Creo que más tarde llegó Infame con Eusebio y también disfrutaron en grande.
Laura solía decirme que yo no pensaba las cosas antes de decirlas. Yo le respondía que tenía razón, que cuando la gente pensaba mucho, decía poco y a mi me gustaba decir mis cosas, aunque no las creyera. Ella no entendía la diferencia entre creer, pensar y decir. Para mí lo importante era tenerla a mi lado y sentirme con la fuerza para pensar, creer y decir lo que se me viniera a la boca, en cualquier lugar y a cualquier hora de aquellos días soleados.
Polanco
20080621
PASTAS CHICOS
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somos
caleta
eneste
nocturno
elpiño
enfermo
deunbarrio
sincancha
delmunño
enpasta
nosalienamos
Juancalavera
20080619
De Aurora y Palomo
-Sube- me dice.
-¿Qué pasó? ¿Por que andai con el auto del sacoeweas?
-Sube y te cuento.
Subo. Va escuchando una música extraña. Algo de cumbia, algo de rap, algo de flamenco; no sé qué mierda es. Juan Calavera está completamente transformado. Lleva puesto un vestido de gitana, unos lentes con espejos y sus zapatillas de siempre. Apesta a alcohol. Le pregunto de nuevo qué pasó con Infame.
-Ya no me preguntís más por ese hueón, se tiró.
-¿Qué mierda pasó?- pregunto, mientras le convido una quemada. Calavera fuma mucho y le viene la tos. Entonces recuerd que la noche anterior Infame y este engendro me abandonaron afuera de mi casa por borracho, porque no les servía ya para su plan maestro- acción terrorista que, por motivos de seguridad, no explicitaré acá. De todas formas, creo que ellos estaban igual de borrachos.
Juan maneja sin sentido. Dobla en esquinas, al parecer, de manera aleatoria. Así estamos durante algunos minutos u horas, no sé.
- Este hueón la cagó y ahora tenemos que virar. Ya lo encontramos- dice Juan Calavera rato después, con una seriedad que no puede ser sino una ironía.
-¿Qué hizo ahora?- le pregunto entre risas.
- Mira hacia atrás.
Miro al espejo retrovisor y veo que se acerca a toda velocidad una moto. Sobre ella, gritando como un enajenado y jadeando de euforia, viene Infame. Trae su cara cubierta por su tradicional máscara de tela café. Esta vez, con la ropa rajada, sí que parece un espantapájaros. "Vaya", me digo, "sí que cambiaron las cosas con el clímax telúrico". En eso, veo que por la vereda va caminando Aurora. Le digo a Juan que baje la velocidad un poco.
-¿Por qué no subes?- le grito a ella. Me sonríe y se me empalma de nuevo.
-¿Por qué no bajas tú?- me responde.
Pasa Infame enmascarado a toda velocidad, gritando como un desquiciado. Pasa una patrulla detrás. Juan Calavera se ríe y me mira. Todavía suena la música extraña. Me despido de Juan y le digo que otro día me tendrá que contar cómo empezó y en qué terminó todo esto. Me bajo y él acelera en la misma dirección por donde ya se pierden Infame y la patrulla. "¡Aquenomenoqueaaaa!", se le escucha gritar al unísono con el rugir del Palomo.
Aurora me mira y me dice que no le gusta que me junte con esos tipos. Yo le digo que no se preocupe, que ahora me dedicaré sólo a ella.
-No te he pedido nada de eso. Lo de que te bajaras era sólo una respuesta, no quería decir que REALMENTE te tuvieras que bajar.
- Entiendo- le digo, mientras me siento en la cuneta y prendo un pito.
-¿No vas a hacer nada?- me pregunta indignada.
- ¿Quieres fumar?
- Erís como la callampa hueón- me dice, luego me pega una torpe patada en el muslo y se va.
Aunque no era lo que había planeado, me causa gracia. Le quiero gritar de nuevo "no me gusta que te vayas, pero me encanta verte ir", pero tengo la garganta llena de humo por lo que sólo alcanzo a gritarle "no me gusta que te vayas..." y estallo en tos. Mejor así, pienso.
Polanco
20080617
de manera académica
Luego de algunos meses sobrepoblados de alcohol barato y falta de inspiración, el Corcho ya era parte de la universidad. Había presentado su libro a cuanto fondo concursable existiera, sin buenos resultados. Un mal día, ya en desesperación, decidió recurrir al alto poder académico. Con el libro en una mano y el gollete de una botella quebrada en la otra, entró a la asquerosa oficina del asqueroso director -que además era profesor de redacción- y lo encaró:
- ¿Hasta cuándo espero que publiquen mi libro?
-Mira Corcho, cálmate. Esta no es la forma en que se hablan las cosas en una universidad.
-Cállate viejo conchatumadre, quiero saber cuándo van a publicar mi libro.
-Bueno... no se puede hablar así- dijo el director, mientras intentaba tomar el auricular de su teléfono. De inmediato el Corcho lo amenazó con el gollete, a lo que el director reaccionó con miedo.
-Está bien, está bien. Cálmate. Siéntate acá y conversaremos de tu libro. No creas que no lo he leído.
Nada más escuchar este comentario, la cara del Corcho cambió completamente. Se sentó y dejó el gollete en el piso (lo suficientemente cerca para tomarlo sin problemas).
- Cálmate ¿Quieres un café?
- No, hablemos del libro.
- Está bien. ¿Qué quieres saber?
-¿Por qué no lo han publicado?
-Mira... la facultad cuenta con pocos recursos y...
-¿Les pareció bueno?
- La verdad sólo lo leí yo y...
- No le gustó.
- Yo no lo diría así.
-¿Entonces?
- Es sólo que tu estilo maldito ya está un poco repetido.
-Mi estilo no es maldito.
-Bueno, a mí si me pareció.
-No lo es conchetumadre.
-Mira, no es lo que les enseñé a ti a tus compañeros sobre la efectividad de la redacción.
- Ya sé que no es eso.
- Pero tampoco es otra cosa que pueda suplir las viejas fórmulas.
- Ya sé que no es eso.
- Entonces ¿Qué es?
- Arte artístico.
- ...
- Poesía poética.
- No te sigo, pero dime- el director le arrebató el libro y abrió una página al azar-, por ejemplo ¿Qué quieres decir con frases como "no hay drama en esta historia, sólo la manifestación de una herida que nunca cicatriza, el detalle de un hecho inocente cotidiano como sudar o como volver"?
- Quiero decir que en esa historia no hay drama, sólo la manifestación de una herida que nunca cicatriza, el detalle de un hecho inocente cotidiano como sudar o como volver.
-¿ Y qué más?
- Qué se yo, no puedo centrar y cabecear a la vez.
- Yo no cabeceo nada con esto. Siguiendo con tu metáfora, es como si fuera un centro demasiado alto.
-No siga con mis metáforas, invente las suyas propias.
- Bueno, es como un tren que no para.
- Invente las suyas propias le dije, esa es la misma.
- No es el tema. La cosa es que nosotros nos jugamos nuestra imagen con lo que publicamos.
- ¿Y esto enloda la imagen de la universidad?
- De cierta forma, sí.
- ¿Yo enlodo la imagen de la universidad?
- No quise decir eso.
-No se excuse, viejo maricón, si me importa un pepino. Mucho lodo le falta a esta mierda.
- Si tú lo dices...
- Usted también lo dice, pero de manera académica.
- ...
- Ya me parecía que era un viejo maricón.
-...
- Viejo maricón.
-...
En ese instante, el Corcho, enceguecido por la furia, empuñó el gollete de la botella para reventarlo sobre la manchada calvicie del director, pero éste, mucho más rápido y sin que el andrajoso siquiera pudiese darse cuenta, sacó del escritorio un revólver con el que pegó un tiro en el brazo de su enemigo. El Corcho cayó al piso, aullando de dolor. El director se puso de pie con el arma en la mano y apuntó a la cara del estudiante.
- Di tus últimas palabras, hijo de puta.
El Corcho lo miró, lleno de odio y le dijo- Veís mucha tele, impotente culiao.
El director rompió en una sonora carcajada que no se detenía jamás. En eso, el Corcho que veía a su interlocutor en un ataque de risa se incorporó e intentó salir corriendo, pero un grito del director lo interrumpió.
- Detente ahí o te mato.
El Corcho se detuvo.
-¿Quieres que publique tu libro?
- Sí- respondió el maloliente.
- Bueno, ten por seguro que lo haré- dijo el director y jaló el gatillo.
Polanco
20080615
Cuento Incompleto II
Violenta poesía de despedida en que se recuerda el asalto a un banco y las fiestas más hijas de puta del barrio de las que nadie recuerda nada, alucinaciones maravillosas suponte marihuana por sacos y las putas rondando a los hermanos, las putas en el techo hablando a toda voz entre gatos adictos al ron, putas de turbante, putas y las más perfectas soluciones posibles a lo que no se resuelve ni en las más prósperas horas de reflexión y escritura.
Juancalavera
Cuento Incompleto I
Nadie en la casa quiere recorrer de nuevo la posta ni hablar con los pacos, y el primo no contesta el teléfono.
La tía dice que nos acostemos no más, que cualquier cosa ella nos llama, pero ya está por amanecer así que esperamos en la cocina, y con mi hermano le damos jugo al perro.
Mi mamá es la única que no pesca. Dice que lo prefiere preso o muerto, que no está bien tener a una persona así en la familia.
Juancalavera
Infame tiene una extraña habilidad para encontrar puntos malditos sobre el mapa. Le pediré que me ayude a planificar mis próximas vacaciones, a ver si al fin sucede algo interesante en mi vida.
Juancalavera
-¡Infame! ¡amigo! Te llegó la hora y con ella lo que siempres has deseado.
Putas borrachas, whisky y bolsas de hielo que se derriten con las llamas. Un pencazo directo al nocrea.
-¡Hijo de perra! ¿qué he hecho yo para merecer esto?
Un paipe amistoso me despavila. Miro hacia atrás, veo a Polanco y Juancalavera. Aquella respuesta fue satisfactoria.
-¡Sólo dijimos la verdad!
infame
20080614
India, tienes verdadera clase
Quiebre
Durante largos minutos Satanás fuma cigarrillos y escucha en silencio a su interlocutor. Luego, el supremo mefistófeles expone, algo dubitativo, su análisis.
-El estado de la biotecnología aplicada y llos medios de comunicación nos abre una oportunidad histórica; no podemos desaprovechar este desorden en las cartas, es urgente recuperar los niveles de esclavitud de antaño. Podríamos hacer cosas muy interesantes.
Nada más escuchar estas palabras el ente desaparece (en rigor nunca apareció) indignado. Satán, decepcionado y furioso golpea la pared. Luego de unos minutos, la misteriosa presencia (en rigor no está presente) deja caer su pesado juicio.
-Te di una oportunidad y la desaprovechaste. Siempre tu sujeción al tiempo y al espacio te ha pasado la cuenta. Pero esta vez tú y tus sucios humanos han caído demasiado bajo. Tú sabes que eso no pasará en tu dimensión; ya vi tu futuro y la verdad es que ya no me sirves.
Polanco
20080612
20080611
MUJER VOCA DE BAMPIRO
y derrocha el alimento.
Mujer voca de bampiro
tu discurso es políticamente coherente.
Juancalavera
20080608
la eterna noche de las hachas
cuando todas las puertas estén quemadas
cuando dios haya convertido el agua en vino
cuando las alcantarillas se tapen de coágulos
cuando los basurales no encuentren perros
cuando la lluvia sólo nos pueda secar
cuando todo recuerdo sea mitología
cuando los muertos ya no quieran regresar
cuando de las cenizas sólo renazca el viento
cuando degollemos al recién nacido salvador
y sea abolida toda forma de abolición,
entonces
como siempre
defenderemos nuestro derecho al suicidio.
Polanco