20080629

Cambio de Cama

Marcos siempre pensó que la niñez era un mal necesario. "Con tan pocos años eres incapaz de aportar con alguna idea propia; y si lo llegas a hacer- aparte de transformarte en el chiche de todos-, siempre es producto del azar". Facundo lo escuchaba paciente y sonreía mientras negaba lentamente con la cabeza. Rita, por su parte, oía con una expresión de repugnancia. "Todos los niños son cero aporte y no entiendo porqué les gusta tanto verse reflejados en ellos o verlos reflejados en ustedes mismos. Aunque te cueste asumirlo, tienes que hacerlo. Deja de buscar respuestas sobre ti mismo en tu hijo porque no sólo no las encontrarás, sino que también le ejemplificarás de forma muy clara lo que es la inseguridad", insistía Marcos, cada vez más apasionado. Facundo no sacrificaba su sonrisa, pero se notaba que el embate lo había remecido. "Mira Marcos, huevón, yo sé que para ti nada de esto es real sin tu consentimiento y que piensas que tus ideas te son de exclusiva pertenencia y responsabilidad. No quiero detenerme en esto, aunque crea que estás muy equivocado, porque creo que ahora mismo estai hablando por hablar" y Rita celebraba las palabras de su esposo. "¿Porque no tengo hijos crees que no puedo hablar de niños?" "No huevón, no es eso, ¿Qué tomaste? Lo que yo digo, simplemente, es que entiendo tu idea, sé desde dónde la dices y recorro todo el constructo argumental. Incluso podría anticipar ciertas ideas que vienen ahora, pero, francamente, no me interesa. Tu problema es que para decir quiero algo, dices no quiero nada. Ni siquiera quiero nada, sino no quiero nada. Es fácil hablar cuando no se cree en nada. Es cómodo ser la negación perpetua y nunca estar en el centro de la palestra". Marcos se reía y sacaba un cigarro. Rita se daba cuenta de que hasta ahora sólo había jugado el papel de oyente que, a medida que uno u otro argumentaba mejor, ella lo reafirmaba o negaba con su expresión. Entonces, y sólo con la finalidad de incomodar a estos dos pedazo de sabi-ondos a caca, se paró coquetamente, puso un disco y prendió un pito. Marcos, que notó la provocación, tomó un sorbo de vino. "Es cómodo pensar que la posición del otro es más cómoda. Como decía el poeta, La vida es un hospital donde cada enfermo está poseído del deseo de cambiar de cama. Este quisiera sufrir frente al calefactor y aquél supone que se curaría al lado de la ventana. Ahora estai como los idiotas que levantan la mano en la asamblea para exigir creatividad. Es más incómodo- y no lo digo como queja, porque no me importan las comodidades- aceptar que ambos caminamos por hielo quebradizo". Rita que ya había sentido el viento cálido pasearse por algún lugar de su cerebro pensaba en cuánto les gustaba a ambos escucharse hablando. No pensaba que con eso perdieran el hilo conductor y hablara estupideces, al contrario, creía que tenían la capacidad de decir y escuchar con cierta independencia a la vez. "Yo creo que esto está más firme que endeble" decía Facundo, "no le puedes pedir a alguna persona que tiene fe que reconozca su acto de fe porque es precisamente pedirle que lo ponga en cuestión. No te estoy diciendo, como tú que te llenas de parches y nunca recibes heridas, que necesitemos de verdades, te estoy diciendo que HAY verdades ". Marcos se rió, burlescamente, "Que buen tema, sobre todo esta versión" le dijo a Rita que, desbonte de coquetería, había puesto un antiguo disco de Facundo. "Lástima que no pueda detenerme a disfrutarlo por la urgencia de respuesta que necesita tu marido". "Yo no necesito nada" respondió Facundo que movía la cabeza y llevaba el ritmo con los dedos sobre el vaso."Bueno, entonces admito que lo digo por puro joder yo. Te escucho hablar y escucho al anciano con pataletas que llevas adentro. Eso de recuperar verdades me lo esperaba del obispo, pero no de ti", "el obispo está loco, yo soy divino y no se da cuenta, ustedes tampoco". "No me metas a mi en esto" dijo Rita. "Te estás escapando" dijo Marcos. "Tú te estás escapando" dijo Facundo, "yo soy divino y no lo quieres ver". Rita se reía y se había sacado la polera. Marcos miraba a Facundo como pidiendo autorización para mirar a su esposa. Facundo no se daba cuenta de nada de esto, estaba realmente poseído por la idea de su divinidad. Rita se servía un poco de cognac. "Bueno profeta, creo que hiciste un estudio de mercado equivocado, acá no encontrarás fieles a tu causa", "todos son fieles a mi causa" gritó Facundo y se puso de pie. Rita también se puso de pie, era fiel a su causa. "No puedo creer lo que estoy haciendo" decía Marcos mientras se ponía de pie. En eso, Facundo corrió hacia la puerta, la abrió, salió y cerró con violencia. Marcos miró a Rita, "sabía que esto iba a pasar" se lamentó, inseguro. "¿Que iba a pasar qué?" preguntó Rita mientras se acercaba suavemente.


Polanco

1 comentario:

El Comodin dijo...

pide la pelicula, = te llamo amor.