20080822

Gastón, el lamevergas del edificio, escribía a contrapelo un ensayo sobre la administración de medios periodísticos, sin saber que en el departamento de arriba, Fresia lamía la verga de su hijo, Bruno Vidal, quien a futuro realizaría un trabajo poético que obviaba lo ético y violentaría la memoria de detenidos desaparecidos como Fernando- tío de Gastón, el lamevergas del edificio-, cuyos restos están perdidos seis metros bajo un sitio equidistante del mar y Puchuncaví, un pueblo sin mar, envidioso de Horcón, caleta donde los jipis se confunden con la marginalidad para vender unos paraguas con olor a almeja que te dejan hablando hueás como"insurrecto en su recto el pasta se desquitaba sin noción de la justicia"; palabras a las que Gastón reaccionaría con escozor, Fresia con rabia, Bruno con risa y Fernando... Fernando no reaccionaría porque ya se volvió uno con la piedra, que años más tarde un empresario explotará para construir paredes muy alejadas de la gente, lo que no será obstáculo para que el Piter las raye con su estilo de favela brasileña y sus "tags"(seudónimos en paredes) mapuches que reivindican la sempiterna mandíbula que no perdona y no perdonará, y que- como el pasta-, no quiere justicia sin antes venganza.


Polanco

No hay comentarios: