20080802

401

Me subo a la micro, pongo mi pase escolar quebrado e inútil sobre el validador; como siempre, haciendo la mula de que pago por sobrevivir. La parte delantera está atiborrada de ancianos y mujeres temerosas, huele horrible. Avanzo hacia atrás donde está más vacío, hay un asiento, el último disponible, junto a una mujer crespa y hermosa. Me siento junto a ella y nos miramos de reojo, apenas las miradas se encuentran, rápidamente, ella se apresta a mirar por la ventana y yo a sacar un libro. No me concentro, la conversación que llevan dos viejas que están sentadas justo adelante mío trae atenta a toda la micro, o al menos eso creo. "Sí pueh, él es tan caballero y atento, no como el Herman que cuando llega en la noche quiere puro comer y hacer la cochiná" "ay mija, aprovecha entonces, piensa que este es un regalo maravilloso por lo mucho que te tocó sufrir antes" "eso mismo pienso yo, incluso el padre Ortiz me dijo lo mismo" "entonces pueh, de qué te avergonzai" "no es que me averguence, es que me da miedo que el Herman me pille" "Ay no seai lesa, si ese debe andar quizás dónde ¿como se va a enterar?" "si sé, si sé... pero igual po" "además con cuánta cochina se debe revolcar ese otro en sus viajes" "ay mija, ni lo digai" "es la verdad no más po" "sí, pero ni lo digai". La micro para y las viejas gordas se bajan. Dejan pasado a colonia. La micro ya no viene llena y, excepto el nuestro, todos los pares de asientos vienen ocupados por una sola persona que mira por la ventana. La muchacha que viene a mi lado me pide permiso para salir, yo me paro y la dejo pasar. Ella, en vez de bajar, deposita su curva humanidad sobre el asiento de adelante, donde venía la vieja gorda pasada a colonia con una historia de verdad para contar.
Por ahora, yo sólo tenía ésta.



Polanco

2 comentarios:

Unknown dijo...

Un cuento excelente.

Lindaquai dijo...

me carga escuchar conversaciones en la micro y quedar a medias
xD

mejor escucho música