Dejó de ser reina para convertirse en puta, sodomizada analmente por quien, en un acto de infamia, se escabulló en su alcoba. Resistióse, más sus sollozos y plegarias sólo aumentaban el hambre del violador por penetrar aquel cuerpo fino, de rosadas mejillas y raja levantada. Fueron pocos los minutos de forcerjeo hasta que por fin, la perra ya exhausta, se dio cuenta de que se lo merecía. Voluntariamente cedió y abrió sus piernas. Esta vez la sangre no era signo de muerte, sino de venganza y dominio.
infame
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