Tus besos de mujer adulta,
tu tacto de mujer madre
tus pechos ardientes de
experiencia que se
funde a mi pasión
del elixir juvenil.
Infame aquel que,
presintiendo su miedo
al incumplimiento,
te desecha y te llama
PUTA, corriendo hacia
las enamoradizas novatas.
Luego vomita sobre si,
y sus pasajeros,
su eréctil orgullo,
ocultándose una vez
más tras la seguridad del
esquivo dominante
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